lunes, 22 de junio de 2009

Lagarto ocelado

Llevaba ya varios meses detrás de este individuo para fotografiarlo y por fin hoy se ha decidido a posar para mí. Trabajo ha costado porque siempre se ha mostrado muy huidizo pero parece que al final se ha acostumbrado a mi presencia.


El Lagarto ocelado (Lacerta lepida), es el lagarto más grande de la Península. Antaño era un lagarto muy frecuente, pero la persecución de que ha sido objeto desde tiempos inmemoriales lo ha hecho sólo localmente común. En algunas zonas de la península se ha convertido en una especie escasa.
El cuerpo es verde-amarillento, muy robusto, capaz de alcanzar tallas enormes (en ocasiones llega a superar los 70 cm de longitud total)
Sus cuatro extremidades son fuertes y bien desarrolladas y están dotadas de cinco dedos terminados en garra robusta. La cola tiene aproximadamente el doble longitud que el resto del cuerpo aunque también es muy frecuente que los adultos hayan perdido parte de la cola por autotomía, y que después de un proceso de regeneración ésta no alcance el tamaño de la original.
La cabeza es robusta, especialmente en los machos, que es mucho más larga y voluminosa que en las hembras, y está armada de poderosas mandíbulas capaces de propinar dolorosos mordiscos a quien lo importuna :-)
La coloración y el diseño varían con la edad y la procedencia geográfica, aunque en la mayor parte del área de distribución (especie característica de las regiones sometidas a clima mediterráneo) los adultos presentan el dorso recubierto de escamas amarillas y negras. En el sureste de la Península Ibérica los lagartos presentan una coloración grisácea característica, mientras que en el noroeste suelen presentar coloraciones más contrastadas y verdosas.Por lo general, suelen presentar ocelos dorsales más o menos nítidos, de ahí su nombre, aunque éstos pueden faltar en los individuos de mayor tamaño y edad. En los laterales presentan manchas azules que pueden estar rodeadas de escamas más oscuras que el fondo. Los veis bien pinchando en la siguiente imagen:

La primera foto que le pude hacer, allá por primavera, se mostraba más tímido.

Son habitantes habituales de los claros del bosque mediterráneo, de los bordes de caminos , zonas agrícolas, pedregales, e incluso islotes costeros, parques urbanos o áreas intermareales de la costa gallega y portuguesa.
Es más rara en el matorral cerrado, prefiere las zonas de vegetación aclarada, siempre y cuando dispongan de numerosos refugios. Le gusta mucho tomar el sol aunque en verano cuando hace mucho calor, reducen el tiempo dedicado a sus baños de sol y se muestran más activos.
Su dieta consta básicamente de insectos aunque ocasionalmente consumen otras presas, como frutos, carroña o incluso pequeños vertebrados. A su vez ellos son también presa habitual de depredadores especializados en reptiles, como el águila culebrera (Circaetus gallicus), la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) o el meloncillo (Herpestes ichneumon). En general aparece asiduamente en la dieta de muchos grandes y medianos carnívoros y aves rapaces, incluso también cigüeñas y garzas. Los humanos también los han consumido (en el centro-sur peninsular de forma bastante habitual, aquí en Galicia más raramente) y se ha llegado elaborar con ellos licor (licor de lagarto)
En lo relativo a su reproducción se trata de una especie ovípara en la que las hembras realizan por lo general una única puesta al año.
La época de celo y puesta varía dependiendo de la región y la altitud, durante los meses de invierno se mantienen inactivos pero al llegar la primavera los machos se muestran territoriales y agresivos. Por lo general los cortejos empiezan alrededor del mes de abril, y las primeras cópulas tienen lugar en la segunda mitad de mayo.
Las hembras en celo se acercan a los machos y el olor desempeña al parecer un papel primordial en la atracción sexual.
El cortejo es un poco heavy por parte de los machos, ya que para poder llevar a cabo la cópula mantienen inmóvil a la hembra merced a un mordisco en la base de la cola, en las extremidades posteriores o a menudo en el vientre. Los menos delicados a veces no dudan en arrancarles la cola de un mordisco en su afán de copular aunque normalmente no se hacen daño.
Después de inmovilizada la hembra el macho introduce uno de sus hemipenes en la cloaca de ésta (los machos adultos presentan dos hemipenes reversibles, que se hacen visibles por los laterales de la cloaca, cada hemipene presenta una serie de microornamentaciones diferenciadas de las de otras especies del género)
La puesta puede contar con 20 y más huevos. La hembra la cubre de tierra y los lagartos que salen unos 3 meses después miden de 10-12 cm. Pueden vivir más de 10 años y alcanzan la madurez sexual a los 2 -3 años.

Para terminar un breve apunte de taxonomía, yo en esta entrada utilicé el nombre de Lacerta lepida porque es el más común y el que aparece en la mayoría de los libros, pero en los últimos años son cada vez más numerosos los autores que consideran que lagartos ocelados europeos, norteafricanos (L. pater y L. tangitana) y lagartos kurdos (L. princeps) deben quedar encuadrados en un género diferente a Lacerta. Se basan para ello en las similitudes morfológicas y cariológicas, así como en un parentesco filogenético puesto de manifiesto mediante diferentes técnicas bioquímicas. Estos autores sugieren que el término genérico común para todas esas especies debe ser Timon, nombre que había sido previamente propuesto por Tschudi (1839) para el subgénero que incluía a los lagartos ocelados europeos.

3 comentarios:

la granota dijo...

Enhorabuena, cazador fotográfico!

Ona dijo...

Ayssss qué pocas veces me paseo por este otro blog... con lo guapo que es...
Yo he visto algunas veces lagartos ocelados por aquí. El verde es brillante y precioso.

Más besos!

Viento a Favor dijo...

Un amigo tiene un albergue con lagartos en su jardín, suelen ser bastante tímidos pero si no incomodas mucho tu presencia no les perturba. Yo es que en cuanto los diviso se escabuyen rápido y no me da tiempo a observar. En Extremadura nos los comíamos unos años atrás pero aún así sigue habiendo unos pocos. Somos un poco salvajes...