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"Los árboles tienen mucho que enseñarnos. Están perfectamente adaptados al ritmo de las estaciones. Combinan su inmensa fuerza con la sensibilidad más delicada. Convierten la luz solar y el aire en combustible. Comparten la tierra con otros, pero están seguros de su propio interior"
Lam Kam Chuen
"Los árboles tienen mucho que enseñarnos. Están perfectamente adaptados al ritmo de las estaciones. Combinan su inmensa fuerza con la sensibilidad más delicada. Convierten la luz solar y el aire en combustible. Comparten la tierra con otros, pero están seguros de su propio interior"
Lam Kam Chuen
¡Hola! Hoy traigo al espacio un arbolillo: el Quercus pyrenaica, o comúnmente denominado también rebollo, cerquiño, carballo negro o melojo.
Es una especie de roble, más pequeño y modesto que sus "hermanos mayores" Quercus robur y Quercus petraea, que se extiende por casi toda la Península Ibérica entre los 400 a 1700 m de altitud
Es un árbol muy abundante aquí en Galicia siendo muy resistente a las heladas del interior. Prefiere suelos siliceos aunque también podemos verlo sobre suelos calcareos (mucho menos)
Raramente llega a medir 25 metros (frente a los 40 que puede medir el Quercus robur) y a menudo forma matas arbustivas ya que brota abundantemente de raíz. Como todos los Quercus se híbrida fácilmente con otros robles e incluso con quejigos, encinas y alcornoques, dando individuos con todo tipo de caracteres intermedios (para desesperación de los botánicos :-)).
Suele tener una forma muy irregular, ramificándose desde la base, aunque después pierde las ramas más bajas. Su corteza es lisa y de color verde grisáceo hasta los dos o tres años, luego cambia a un gris más oscuro y, a partir de los 25 años, se empieza a resquebrajar longitudinalmente y toma una coloración pardo-grisácea.
Las hojas poseen un corto peciolo y un limbo hendido por lóbulos profundos e irregulares (se distingue de otros robles por las hendiduras de sus hojas que son más acentuadas, llegando cerca del nervio central). Al nacer están cubiertas por ambas caras de abundantes pelos estrellados que en el haz tienden a perderse, dándole un color ceniciento al envés y más verde al haz (otro caracter distintivo).
Las hojas son marcescentes, sobre todo en los individuos jóvenes, esto es que permanecen en el árbol una vez muertas hasta la aparición de las nuevas en primavera, lo que le da un aspecto característico (y precioso) a estos árboles en invierno.
Florece de abril-junio. Nacen las flores masculinas y femeninas sobre el mismo pie, las masculinas aparecen en grupos de amentos alargados y flojos de 3-8 cm de longitud. Las femeninas solitarias o en pequeños grupos.
Su fruto, como en todos los Quercus, es una bellota, en este caso, pequeña (2-4,5 cm de longitud y 1-2,5 de ancho) y de sabor amargo, aunque útil para dar de comer al ganado en la montanera.
En cuanto a su uso por parte del ser humano al tener éste una madera de peor calidad que otros robles, se ha usado sobre todo para traviesas de ferrocarril, vigas de edificaciones rurales o postes de teléfono, así como carpinterías de puertas y ventanas.
Por su facilidad de retoñar de raíz es muy adecuado para su explotación suministrando leña y carbón de excelente calidad. Como en otros Quercus, la corteza posee gran cantidad de taninos, por lo que se emplea en el curtido de pieles, siendo preferida a las de otros robles. Por otro lado la fortaleza de su sistema radical permite la formación y conservación del suelo.
Es una especie de roble, más pequeño y modesto que sus "hermanos mayores" Quercus robur y Quercus petraea, que se extiende por casi toda la Península Ibérica entre los 400 a 1700 m de altitud
Es un árbol muy abundante aquí en Galicia siendo muy resistente a las heladas del interior. Prefiere suelos siliceos aunque también podemos verlo sobre suelos calcareos (mucho menos)
Raramente llega a medir 25 metros (frente a los 40 que puede medir el Quercus robur) y a menudo forma matas arbustivas ya que brota abundantemente de raíz. Como todos los Quercus se híbrida fácilmente con otros robles e incluso con quejigos, encinas y alcornoques, dando individuos con todo tipo de caracteres intermedios (para desesperación de los botánicos :-)).
Suele tener una forma muy irregular, ramificándose desde la base, aunque después pierde las ramas más bajas. Su corteza es lisa y de color verde grisáceo hasta los dos o tres años, luego cambia a un gris más oscuro y, a partir de los 25 años, se empieza a resquebrajar longitudinalmente y toma una coloración pardo-grisácea.
Las hojas poseen un corto peciolo y un limbo hendido por lóbulos profundos e irregulares (se distingue de otros robles por las hendiduras de sus hojas que son más acentuadas, llegando cerca del nervio central). Al nacer están cubiertas por ambas caras de abundantes pelos estrellados que en el haz tienden a perderse, dándole un color ceniciento al envés y más verde al haz (otro caracter distintivo).
Las hojas son marcescentes, sobre todo en los individuos jóvenes, esto es que permanecen en el árbol una vez muertas hasta la aparición de las nuevas en primavera, lo que le da un aspecto característico (y precioso) a estos árboles en invierno.
Florece de abril-junio. Nacen las flores masculinas y femeninas sobre el mismo pie, las masculinas aparecen en grupos de amentos alargados y flojos de 3-8 cm de longitud. Las femeninas solitarias o en pequeños grupos.
Su fruto, como en todos los Quercus, es una bellota, en este caso, pequeña (2-4,5 cm de longitud y 1-2,5 de ancho) y de sabor amargo, aunque útil para dar de comer al ganado en la montanera.
En cuanto a su uso por parte del ser humano al tener éste una madera de peor calidad que otros robles, se ha usado sobre todo para traviesas de ferrocarril, vigas de edificaciones rurales o postes de teléfono, así como carpinterías de puertas y ventanas.
Por su facilidad de retoñar de raíz es muy adecuado para su explotación suministrando leña y carbón de excelente calidad. Como en otros Quercus, la corteza posee gran cantidad de taninos, por lo que se emplea en el curtido de pieles, siendo preferida a las de otros robles. Por otro lado la fortaleza de su sistema radical permite la formación y conservación del suelo.
5 comentarios:
A mí me suena a repollo... :)
... pues yo me comía una coliflor al vapor ... desde que descubrí esas ollas para cocinar al vapor ... las kosas me saben + ...
y volviendo al hilo ... una zona de escalada cercana ... tiene un mesto ... si te abrazas a él ... te habla ...
Saluzpipa
Vaya con los artistas! como degenera el tema jajaja
Y si le pongo de título cerquiño a que os suena?
A mi niño.
... después de pensarlo unos kuantos días ... , ... , ... seguiré pensando ...
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