Antes de seguir con más post de setas hoy quería compartir un vídeo de un animalito un tanto peculiar:
En realidad no era ese el video que estaba buscando sino una secuencia que vi en Planeta Tierra que era aún más espectacular pero bueno, tampoco está mal ¿verdad?
Parece un diseño sacado de Star Wars o de cualquier otra obra similar, pero la verdad es que la realidad sigue superando a la ficción. Es muy interesante este animalito, ahora lo veréis.
A pesar de su nombre monstruoso
Vampyrotheuthis infernalis (traducido literalmente es el título del post) y su aspecto feroz no representa ninguna amenaza para el ser humano pues es bastante pequeño, sobre 30 cm de longitud total contando los tentáculos y 15 cm el cuerpo, y habita aguas muy profundas.
Está emparentado con pulpos y calamares pero en realidad se trata de una reliquia filogenética, el único representante vivo del orden Vampyromorphida. Entre sus características más destacadas está una capa de piel que conecta sus brazos, unos ojos enormes (en relación al tamaño corporal los más grandes del mundo) y unas aletas a ambos lados de la cabeza que utiliza para propulsarse en el agua.
Sin embargo lo más interesante son las adaptaciones que presenta en relación a su hábitat.
Y es que el
Vampyroteuthis vive entre los 600 y 900 m de profundidad en un ambiente carente de luz y con un mínimo de oxígeno (esta zona del océano se conoce como ZOM -zona de oxígeno mínimo- ) Para cualquier animal de metabolismo aerobio le sería prácticamente imposible sobrevivir aquí pero el bichito este puede vivir y respirar con normalidad en la ZOM con saturaciones de oxígeno tan bajas como un 3%.
¿Cómo lo hace?
Pues ha desarrollado algunas adaptaciones extremas. Su metabolismo basal es muy bajo, la hemocianina de su sangre azul (vampiro pero noble como no :-)) fija y transporta el oxígeno de un modo más eficaz, y tiene unas agallas de tamaño extra grande.
Un metabolismo bajo implica una musculatura débil, pero no por ello dejan de tener una gran agilidad y flotabilidad debido a sus estatocitos (órganos de equilibrio similares a los del oído interno humano) y a sus tejidos ricos en amoniaco, casi de la misma densidad que el agua que les rodea.
Otro aspecto interesante es que al igual que muchos cefalópodos de aguas profundas, el calamar vampiro carece de depósitos de tinta (para qué iba tener si total está todo negro jejeje). Si se ve amenazado, en lugar de tinta, desde la punta de sus brazos expulsa una pegajosa nube de moco bioluminiscente formada por innumerables bolitas (se ve una recreación en el video). Esta cortina luminosa, que puede permanecer casi 10 minutos, sirve para confundir a los posibles depredadores y le permite escurrirse entre las sombras, sin necesidad de nadar muy lejos. Este recurso sólo se usará si el animal se ve acorralado, ya que regenerar el moco bioluminiscente es algo muy costoso desde el punto de vista metabólico.
Pero los juegos de luces del
Vampyroteuthis no acaban aquí. El propio animal está cubierto enteramente de órganos productores de luz llamados fotóforos sobre los que tiene un gran control, y es capaz de producir flashes de luz que desorienten a los predadores desde fracciones de segundo a varios minutos de duración. La intensidad y tamaño de los fotóforos también puede ser modulada. Esto es de gran importancia ya que en la zona menos profunda de las profundidades donde vive el calamar vampiro, la vista desde abajo es como el cielo durante el crepúsculo: los extremadamente sensibles ojos de los habitantes de las profundidades son capaces de distinguir las siluetas de otros animales nadando por encima. Para contrarrestar eso, el calamar vampiro genera su propia luz azulada (bioluminiscencia) en una estrategia denominada "contrailuminación": la luz difumina la silueta del animal, enmascarando de forma efectiva a los ojos vigilantes de debajo. Increible ¿no?
Se la describe como una especie de aguas templadas y tropicales aunque en 1967 fue recogida una pequeña hembra en el Cantábrico a 870 m de profundidad.
Lo cierto es que ahí fuera hay otro mundo del que apenas somos conscientes.