A pesar de su aspecto y de su apodo "culebrilla de cristal" el lución (Anguis fragilis) no es una culebra ni una serpiente, sino un lagarto ápodo de cuerpo cilíndrico.
Alguno a lo mejor pone cara de incredulidad al ver la foto pero hay una serie de características que nos permiten distinguirlo bien de sus parientes. Por un lado el lución, como corresponde a un lagarto, tiene párpados móviles que le permiten cerrar los ojos (las serpientes tienen los ojos cubiertos por una escama transparente y fija) Tienen también, a ambos lados de la parte posterior de la cabeza, un par de pequeños conductos auditivos cuyos orificios de entrada se encuentran en un pliegue de la piel (difícil de ver) y al sacar la lengua no mantiene la boca cerrada como los ofidios, sino que la abre un poco. Luego aunque exteriormente no queda nada de sus miembros externos, en su desarrollo embrionario si que presentan rudimentos de esas extremidades.
Pero sobre todo, el lución, como hacen muchas lagartijas y lagartos pero ninguna serpiente, cuando se siente en peligro por el ataque de un posible depredador libera la cola (este fenómeno se llama autonomía). Al contrario de lo que se suele pensar no la hace caer quién la coge, sino que tiene un mecanismo muscular destinado a su desprendimiento. La cola desprendida mantiene el movimiento durante un tiempo durante el cual fácilmente puede atraer la atención del posible depredador, lo cual puede permitir la fuga del lución.
Suele medir entre los 35 y 50 cm de largo y tiene la cola larga (indistinguible cuando están enteros salvo en las hembras "preñadas"), ligeramente más corta que el conjunto formado por la cabeza y el tronco, aunque a menudo la tienen más corta porque tras romperse y separarse del cuerpo se regenera poco.
Su color es variable –pardo, gris o rojizo- con escamas del cuerpo lisas y brillantes. Los recién nacidos son de color pardo dorado, plateado o amarillento, con los costados y el vientre negros. Poseen una pequeña mancha negra parietal que se continúa en una línea también negra y estrecha a lo largo del dorso y la cola. Los machos adultos poseen el dorso y los costados de color uniforme, pardo, grisáceo, castaño o bronceado. Algunos machos tienen manchas marrones que se vuelven azuladas en el dorso y los costados.
Las hembras pueden o no retener la línea dorsal y presentan una banda pardusca o negruzca en el costado (fijaros en la foto).
Los luciones se alimentan sobre todo de babosas, caracoles, insectos y lombrices que atrapa entre sus mandíbulas provistas de pequeños dientes cónicos, sacudiéndolos violentamente antes de tragarlos, lenta y parsimoniosamente (hasta 10-15 minutos). Tienen una gran necesidad de agua y beben frecuentemente lo que hace que sean especialmente abundantes a los lugares húmedos, como por ejemplo los bosques de ribera, siempre que posean un estrato herbáceo más o menos denso. No se le encuentra en lugares secos.
Su comportamiento es poco conocido y a menudo pasa desapercibido por su carácter discreto y semisubterráneo.
Es un reptil sedentario que puede quedarse toda su vida en el mismo territorio. No trepa, pero puede desplazarse bastante aprisa reptando.
Como los demás reptiles, se aletarga desde octubre hasta finales de marzo aproximadamente. Para ello se refugia en galerías de roedores, cavidades naturales o huecos que ellos mismos abren, en escondrijos bien situados pueden invernar varios luciones, a menudo 20-30, o incluso hasta 100.
Son noctámbulos, pero se muestran principalmente activos al amanecer y en el crepúsculo. su vista es mala, son "daltónicos" y tampoco distinguen bien los tonos grises. En días soleados se observa individuos que se mueven poco entre sitios parcialmente sombreados, a la sombra o al sol, con la finalidad de regular su temperatura corporal.
Es una especie con crecimiento lento (madurez sexual a 3 - 5 años) y reproducción bienal. Aunque los machos no son territoriales, en primavera luchan furiosamente por apaearse con una hembra. Luego el vencedor aferra a la hembra por la nuca con las mandíbulas, enrosca el cuerpo hasta que coinciden ambas cloacas e introduce en la hembra una parte del hemipene.
Es ovovivíparo, la duración de la gestación es de aproximadamente 3 meses. Los partos se producen entre mediados de agosto y mediados de septiembre. El número de crías por parto varía entre 2 y 22, teniendo una longitud al nacer de 10 cm.
Destacan por su longevidad. Se han citado casos de 54 años de supervivencia en cautividad.
Es la única especie ibérica de la familia de los ánguidos. Tiene su población más abundante en el norte de la Península Ibérica, sobre todo la cornisa Cantábrica, Sistema Ibérico y Pirineos, estando prácticamente ausente de gran parte de la meseta Castellano-Leonesa y del valle del Ebro. Por la costa mediterránea, el límite sur de su distribución se encuentra en zonas próximas al delta del Ebro.
Es un animal que sirve de alimento a numerosas especies de reptiles, aves y mamíferos aunque su principal enemigo es quizás el ser humano. Ha experimentado declives en las dos últimas décadas por los cambios en los usos del suelo, aunque aún resulta abundante. La destrucción de hábitat, pesticidas agrícolas, abandono de las labores agrícolas y ganaderas tradicionales, así como la intensificación de la agricultura y silvicultura, incendios y tráfico rodado son los principales factores de amenaza. También la ignorancia humana que tiende a matarlos por rutina al ver en ellos "serpientes peligrosas" pese a estar protegidos por ley.
Alguno a lo mejor pone cara de incredulidad al ver la foto pero hay una serie de características que nos permiten distinguirlo bien de sus parientes. Por un lado el lución, como corresponde a un lagarto, tiene párpados móviles que le permiten cerrar los ojos (las serpientes tienen los ojos cubiertos por una escama transparente y fija) Tienen también, a ambos lados de la parte posterior de la cabeza, un par de pequeños conductos auditivos cuyos orificios de entrada se encuentran en un pliegue de la piel (difícil de ver) y al sacar la lengua no mantiene la boca cerrada como los ofidios, sino que la abre un poco. Luego aunque exteriormente no queda nada de sus miembros externos, en su desarrollo embrionario si que presentan rudimentos de esas extremidades.
Pero sobre todo, el lución, como hacen muchas lagartijas y lagartos pero ninguna serpiente, cuando se siente en peligro por el ataque de un posible depredador libera la cola (este fenómeno se llama autonomía). Al contrario de lo que se suele pensar no la hace caer quién la coge, sino que tiene un mecanismo muscular destinado a su desprendimiento. La cola desprendida mantiene el movimiento durante un tiempo durante el cual fácilmente puede atraer la atención del posible depredador, lo cual puede permitir la fuga del lución.
Suele medir entre los 35 y 50 cm de largo y tiene la cola larga (indistinguible cuando están enteros salvo en las hembras "preñadas"), ligeramente más corta que el conjunto formado por la cabeza y el tronco, aunque a menudo la tienen más corta porque tras romperse y separarse del cuerpo se regenera poco.
Su color es variable –pardo, gris o rojizo- con escamas del cuerpo lisas y brillantes. Los recién nacidos son de color pardo dorado, plateado o amarillento, con los costados y el vientre negros. Poseen una pequeña mancha negra parietal que se continúa en una línea también negra y estrecha a lo largo del dorso y la cola. Los machos adultos poseen el dorso y los costados de color uniforme, pardo, grisáceo, castaño o bronceado. Algunos machos tienen manchas marrones que se vuelven azuladas en el dorso y los costados.
Las hembras pueden o no retener la línea dorsal y presentan una banda pardusca o negruzca en el costado (fijaros en la foto).
Los luciones se alimentan sobre todo de babosas, caracoles, insectos y lombrices que atrapa entre sus mandíbulas provistas de pequeños dientes cónicos, sacudiéndolos violentamente antes de tragarlos, lenta y parsimoniosamente (hasta 10-15 minutos). Tienen una gran necesidad de agua y beben frecuentemente lo que hace que sean especialmente abundantes a los lugares húmedos, como por ejemplo los bosques de ribera, siempre que posean un estrato herbáceo más o menos denso. No se le encuentra en lugares secos.
Su comportamiento es poco conocido y a menudo pasa desapercibido por su carácter discreto y semisubterráneo.
Es un reptil sedentario que puede quedarse toda su vida en el mismo territorio. No trepa, pero puede desplazarse bastante aprisa reptando.
Como los demás reptiles, se aletarga desde octubre hasta finales de marzo aproximadamente. Para ello se refugia en galerías de roedores, cavidades naturales o huecos que ellos mismos abren, en escondrijos bien situados pueden invernar varios luciones, a menudo 20-30, o incluso hasta 100.
Son noctámbulos, pero se muestran principalmente activos al amanecer y en el crepúsculo. su vista es mala, son "daltónicos" y tampoco distinguen bien los tonos grises. En días soleados se observa individuos que se mueven poco entre sitios parcialmente sombreados, a la sombra o al sol, con la finalidad de regular su temperatura corporal.
Es una especie con crecimiento lento (madurez sexual a 3 - 5 años) y reproducción bienal. Aunque los machos no son territoriales, en primavera luchan furiosamente por apaearse con una hembra. Luego el vencedor aferra a la hembra por la nuca con las mandíbulas, enrosca el cuerpo hasta que coinciden ambas cloacas e introduce en la hembra una parte del hemipene.
Es ovovivíparo, la duración de la gestación es de aproximadamente 3 meses. Los partos se producen entre mediados de agosto y mediados de septiembre. El número de crías por parto varía entre 2 y 22, teniendo una longitud al nacer de 10 cm.
Destacan por su longevidad. Se han citado casos de 54 años de supervivencia en cautividad.
Es la única especie ibérica de la familia de los ánguidos. Tiene su población más abundante en el norte de la Península Ibérica, sobre todo la cornisa Cantábrica, Sistema Ibérico y Pirineos, estando prácticamente ausente de gran parte de la meseta Castellano-Leonesa y del valle del Ebro. Por la costa mediterránea, el límite sur de su distribución se encuentra en zonas próximas al delta del Ebro.
Es un animal que sirve de alimento a numerosas especies de reptiles, aves y mamíferos aunque su principal enemigo es quizás el ser humano. Ha experimentado declives en las dos últimas décadas por los cambios en los usos del suelo, aunque aún resulta abundante. La destrucción de hábitat, pesticidas agrícolas, abandono de las labores agrícolas y ganaderas tradicionales, así como la intensificación de la agricultura y silvicultura, incendios y tráfico rodado son los principales factores de amenaza. También la ignorancia humana que tiende a matarlos por rutina al ver en ellos "serpientes peligrosas" pese a estar protegidos por ley.